Por Alex Molina / info@eurohoops.net
El Real Madrid se ha llevado la Copa del Rey tras superar al Barça por 96-85. Los blancos encaraban la final de Málaga 2024 con la posibilidad de que los azulgranas les igualaran en número de Copas y han demostrado que siguen siendo el rival a batir: ahí, en la Liga Endesa y en Europa.
La primera gran duda de la final tuvo una respuesta de inicio: Oscar Da Silva. Como en el partido del Palau, una victoria culé que en gran medida permitió que el Barça jugara esta final por la Copa ya que fue cuando volvieron a retomar el vuelo tras tocar fondo, el alemán fue el encargado de defender a Campazzo (18 puntos y 6 asistencias) y la opción funcionó a medias. A pesar de que los ataques del Real Madrid eran menos fluídos, los blancos podían correr al contraataque y aprovechar las imprecisiones del Barça.
Por mucho que las primeras ventajas para los “locales”, el Barça reaccionó con la irrupción de su más explosivo anotador aunque hubo respuesta blanca. Los aciertos desde más allá del arco de Laprovittola eran contestados casi al momento por su compatriota Campazzo, que impidió que el Barça gozara de alguna ventaja destacable y que simplemente se igualara el marcador.
No fue hasta el segundo cuarto que con la entrada de Jokubaitis y el momento Parker (19 puntos) que pudo el Barça marcharse ligeramente en el marcador (19-24), pero la igualdad era lo que tocaba hoy (y casi siempre). Hezonja y Poirier aparecieron en escena para sembrar el pánico por fuera y dentro, unas grandes acciones que Kalinic se encargó de neutralizar con un triple sobre la bocina para el 43-45 al descanso.
Con la llegada de la segunda mitad apareció también el tirito de media distancia de Vesely (14 puntos y 5 rebotes) pero también las individualidades en los ataques azulgranas. Cada posesión era un suplicio y encima Deck (13 puntos) comenzó a sumar en atauque, por lo que el marcador y las sensaciones cambiaron de bando (53-52). Solamente faltó un robo de Campazzo y un tapón de Tavares para que los vientos favorables se transformaran en locura en las gradas, con la mayoría del Martín Carpena sumándose a los vítores de los fans blancos en pro de la causa blanca. Lo de tirar pocos tiros libres y no meter muchos no ayudaba mucho al Barça, pero aún así lograron los de Grimau cerrar el tercer cuarto metidos de lleno en el partido (66-63).
Y apareció el que faltaba. Guerschon Yabusele (15 puntos) encabezó el festival triplista que fue para los blancos el inicio de último cuarto, un momento de impresionante inspiración que le dio a los de Chus Mateo la primera gran e importante ventaja con el 77-68. A falta de 3:23 por jugarse y con 81-77 sucedió una acción clave. Vesely se marchó expulsado por faltas y volvió Hezonja a pista, un retorno que además coincidió con la irrupción definitiva de Poirier (17 puntos y 8 rebotes para 32 de valoración). Puede que los problemas físicos de Tavares hayan ayudado, pero el francés está en el mejor momento de su carrera y hoy se comió a los interiores azulgranas tanto en ataque como en defensa para poner un 86-77 que fue un puñal. El tiempo corría en contra del Barça, llegaron las prisas y con ellas las malas decisiones, por lo que la desventaja no hizo más que crecer hasta el 96-85 final.