Por Alex Molina / info@eurohoops.net
Si no ha tocado fondo, falta muy poco. El Barça ha caído en su visita a la pista del Bàsquet Girona, un 91-90 que ha llegado tras una muy mala primera mitad, un gran tercer cuarto y, como casi siempre, derrota en el final a cara o cruz.
Este Barça está absolutamente desquiciado. Los nervios son los protagonistas en los sistemas de Joan Peñarroya, que no ha sabido encontrar en ningún momento la regularidad en el juego… ni en los resultados. Cada partido del Barça es un suplicio en defensa, con la sensación de que cualquier equipo hace lo que quiere y que tienen el partido de sus vidas. En infinidad de partidos, los rivales del Barça han firmado números muy por encima de sus medias y el Bàsquet Girona no ha sido la excepción. Ike Iroegbu se ha ido hasta los 25 puntos para comandar el triunfo local, que tras una gran primera mitad (51-44), ha sabido remontar el encuentro en el último cuarto.
Peñarroya, como en tantas ocasiones esta temporada, ha tenido que recurrir a sus norteamericanos para darle la vuelta al encuentro. La ausencia de Vesely y los problemas en defensa de Willy Hernangómez fueron contrarrestados con la energía y músculo estadounidenses: Punter (15 puntos), Parker, Metu y sobre todo Anderson (26 puntos y 4 rebotes) firmaron un gran tercer cuarto con el que el Barça remontó la desventaja y pareció adueñarse del encuentro.
El 75-85, ya en el último cuarto, parecía que significaba un final de partido plácido para el Barça, pero tan solo fue el comienzo del inicio de la reacción local. Al Barça le entró el pánico y cortocircuitó, firmando un final de partido muy malo (otra vez) que significó la derrota (otra vez), ya que Iroegbu anotó en la última acción del partido para que los gerundenses sigan soñando con la salvación.