Por Aris Barkas / barkas@eurohoops.net
El destino de la temporada de la Euroliga se decidirá este lunes, y las posibilidades de que la temporada se reanude en este momento parecen escasas. Los jugadores están en contra del plan, la mayoría de los entrenadores están de acuerdo con ellos e incluso los clubes están divididos.
Todas las preocupaciones están justificadas. Nadie piensa que jugar deporte sin aficionados en las gradas durante la pandemia de COVID-19 vaya a ser fácil, el riesgo de lesiones es alto e incluso económicamente para algunos clubes regresar a la competición podría no tener mucho sentido. Además, una de las principales preocupaciones de los jugadores y de los entrenadores es que el nivel de juego de la competición no sea lo que alguien esperaría, y terminaremos teniendo malos partidos que dañarían la reputación de la liga.
Sin embargo, si hay un protocolo de sanidad que puede garantizar la seguridad de todos los involucrados y, si los ingresos pueden ayudar a los clubes a recuperar algunas de sus pérdidas después de la suspensión de la temporada, entonces los argumentos para que la temporada continúe también son válidos. Después de todo, se espera que siete clubes de la Euroliga, de los cuales cuatro votarán mañana –Real Madrid, Barça, Baskonia y Maccabi Tel Aviv-, vuelvan pronto a jugar en sus ligas nacionales.
El verdadero problema es que esta pandemia reveló un nivel de desconfianza entre los jugadores y clubes. Contrariamente a la situación en la NBA, donde los jugadores se encuentran entre los mayores defensores de volver a la acción, en Europa es todo lo contrario.
No está en la mano los jugadores. A pesar del progreso realizado en los últimos años, los pagos a tiempo siguen siendo un problema incluso en el nivel más alto de Europa, y no hay una red de seguridad, un programa de pensiones o cualquier ayuda a un deportista tras su retirada o en caso de una lesión grave. La única excepción notable en ese frente es la ABP y su programa de pensiones.
Si bien la NBPA tiene una voz fuerte en cualquier decisión tomada por la NBA, la ELPA y otros sindicatos en Europa en este momento no tienen un poder real, solo sirven como consultorio.
Por otro lado, con el público hambriento de deporte profesional, volver a la cancha puede proporcionar un impulso a la liga y ayudará a los jugadores a asegurar un entorno económicamente más sólido para la próxima temporada. Es un acto muy difícil de equilibrar y el resultado final es simple: los jugadores deben ser escuchados y deben ser una parte activa del proceso de toma de decisiones. Si sintieran que este era el caso, tal vez su opinión sería diferente.
Si la temporada regresa, lo que parece una posibilidad remota, muchos jugadores cuyo contrato expira este verano, especialmente los talentos locales, probablemente se saltearían el final del torneo de la temporada y nadie realmente puede culparlos.