Por Alex Madrid / amadrid@eurohoops.net
El Real Madrid se mantuvo fuerte y escapó con vida de un partido que dominó en el marcador casi por completo el Fenerbahce. La capacidad reboteadora de Vincent Poirier (17, batiendo su récord personal en Euroliga) fue clave y gracias a una de sus capturas pudo ir a la línea, donde convirtió sus dos lanzamientos libres para poner el 70-69, que acabaría siendo definitivo.
Edy Tavares trastocó todos los planes de partido. O, mejor dicho, el nacimiento de su primer hijo. Sin el caboverdiano y ante uno de los juegos interiores más poderosos de Europa, Pablo Laso tuvo que cambiar de fórmula para competir sin ser físicamente superior al rival. Apostó por juventud y el descaro de Carlos Alocén -aunque llegó a juntar en pista a Eli Ndiaye y Tristan Vukcevic-, el más entonado de sus bases (8 puntos, 2 rebotes y 2 asistencias) y con el único que fluyó el ataque. Y así pudo competir de tú a tú ante el mejor Fenerbahce de la temporada.
El partido fue feo, sin excesivo acierto (pese a que los blancos se encomendaron al triples) y quizás largo para las pocas faltas que se señalaron. En el perímetro se mostraba certero Fabien Causeur (16 puntos con 4 triples), mientras Rudy Fernández (8 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias) anotaba en los momentos clave. Al final, el encuentro tuvo todo lo que necesita este clásico moderno del baloncesto europeo: emoción en la recta final.
Pierria Henry, y más tarde Marial Shayok, tuvieron la oportunidad de ganar el choque, pero sus lanzamientos fueron al hierro. El lanzamiento del base fue a parar a los manos de Poirier, que más activo en los últimos minutos, no erró desde la personal.
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