Por Alex Molina / info@eurohoops.net
Con solamente nueve jugadores del primer equipo, el Barça ha asaltado el siempre temible OAKA para superar al Panathinaikos por 82-85. Victoria azulgrana tras un durísimo partido en el que las cosas se complicaron mucho para los azulgranas, que a pesar de las bajas, los kilómetros en las piernas y el cansancio acumulado, han tirado de casta y mayor calidad que sus rivales para llevarse el triunfo y mantener el liderato de la Euroliga.
La zona con la que comenzó el partido el Panathinaikos sorprendió a todos pero el Barça la castigó de la mejor forma posible. La fluidez era considerable y el acierto estaba ahí, con Laprovittola brillando. Todo pintaba bien pero los locales empezaron a entrar en el partido. Papagiannis comenzaba a agigantarse en la zona, Nedovic empezaba a sumar y el OAKA no tardó en entrar a escena: parcial de 14-5 a favor del Panathinaikos y el horto magiko en las gradas.
Las sensaciones (y el marcador, que es aún peor) eran claramente verdes. Todo risas en el banquillo de Priftis, muchas dudas en el de Jasikevicius, que veía como las bajas en sus filas se iban acumulando con la de última hora de Nigel Hayes-Davis y la ya más conocida de Sergi Martínez, que se lesionó ante Estrella Roja. Con la rotación aún más corta de lo normal, el panorama se ponía cada vez más oscuro y la ventaja local no hacía más que aumentar, llegando hasta el +13 con el 48-35.
Tras los que probablemente fueran de los peores primeros veinte minutos del curso, el paso por vestuarios se antojaba clave. O el Barça reaccionaba o la cosa podía terminar muy mal. El octavo triunfo consecutivo en Euroliga pasaba por un cambio de chip y llegó nada más empezar el segundo tiempo. La apuesta de Priftis por la zona siguió ahí… pero los resultados fueron distintos. Lo que le dio la vida al Panathinaikos también fue su gran condena, ya que el Barça se hinchó a coger rebotes ofensivos aprovechando que los jugadores griegos no tenían asignación individual a la hora de bloquear el rebote. Laprovittola seguía siendo la luz en el ataque azulgrana mientras que Mirotic y Smits se partían el lomo en la zona para darle la vuelta al partido en el tercer cuarto.
Si el partido ante Estrella Roja fue una guerra, lo del OAKA no fue un camino de rosas y parece que el Barça hasta le está cogiendo el gusto a este tipo de partidos. Con Nedovic totalmente desaparecido y Macon nefasto, solamente el cubano Sant-Roos suponía un problema para los azulgranas. Pero los de Jasikevicius controlaron a la perfección el ímpetu local con una grandísima defensa y fue Nikola Mirotic el encargado de certificar el triunfo (no sin un poco de emoción final) catalán: 20 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias y 32 de valoración siendo además clave en el tramo final.