Por Alex Madrid / amadrid@eurohoops.net
“¡Así, así, así gana el Madrid!” acabó cantando la eufórica grada del WiZink Center. Y no era para menos.
Nigel Williams-Goss, Rudy Fernández, Urban Klavzar, Tristan Vukcevic, Sediq Garuba, Baba Miller, Edy Tavares, Sergio Llull y Jeff Taylor. Cinco jugadores del primer equipo y cuatro del filial era todo lo que tenía Chus Mateo a su disposición para enfrentarse al CSKA.
Seguramente, no se debería haber jugado. Todo un clásico del baloncesto europeo que pasará a la historia por razones no deportivas… aunque también por lo que sucedió sobre el parqué.
Un Real Madrid épico, heroico y todo calificativo que quieran utilizar. Sin excusas y derrotando por 71-65 a todo un candidato al título como el CSKA de Moscú.
Por medio del poderío de Tavares (15 puntos, 10 rebotes y 4 tapones), la inteligencia de Rudy, la mano del debutante Klavzar (10 puntos) y, sobre todo, la temporización del juego de Williams-Goss (17 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias), el Madrid pudo dedicarle el triunfo a sus compañeros confinados.
El base estadounidense, que venía de jugar su mejor partido con la camiseta blanca, no sólo asumió el protagonismo ofensivo que le ha caracterizado en clubes pasados. Se encargó de bailar (y secar) a la más fea. Ni los centímetros ni los kilos le impidieron secar a Will Clyburn (4 de 16 en tiros de campo).
Y, sin su estrella lúcida, el CSKA se fue haciendo pequeño. Consiguieron remontar el 17-3 de salida, pero se quedaron en apenas 25 puntos en toda la segunda parte ante un Real Madrid que cronometraba a la perfección el tiempo en pista de su corta rotación. Ahora, a recuperar efectivos.
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