Por Alex Molina / info@eurohoops.net
KAUNAS, Lituania – El Real Madrid lo ha vuelto a hacer y lo ha hecho a su manera. Los blancos han vuelto a coronarse campeones de Europa, y ya van once, tras superar al Olympiacos por 78-79 gracias a Sergio Llull. El capitán blanco apareció en el momento oportuno para darle a los suyos un nuevo triunfo y la guinda perfecta a una fase final de campeonato totalmente inolvidable.
La finalísima empezó como la segunda semifinal, con Ndiaye en el quinteto inicial. El joven jugador blanco no sabe lo qué es el miedo y formo parte de los cinco primeros elegidos con la misma misión que con Mirotic, parar la estrella adversaria. A pesar de empezar bien, con triplito incluido, el canterano hoy sí se vio superado por su par. Vezenkov jugó como el MVP que es y firmo una gran primera mitad con 15 puntos y 5 rebotes.
Si al mejor jugador de la fase regular le sumas el acierto exterior del cumpleañero Canaan, el partido no podía ir de otra forma que no fuera con dominio griego. El 24-12 en el marcador hacía daño por lo que se tenían que probar cosas nuevas y apareció una de las grandes protagonistas del tramo final de temporada en la casa blanca. La zona entró en escena y aunque costó que causara efecto, se convirtió en el secreto para la reacción blanca. Del 24-12 se pasó al 29-31 gracias en buena medida a la alternativa defensiva planteada por Chus Mateo, que sembró muchas dudas en los rojiblancos. Con el cortocircuito heleno llegó también el acierto exterior de los madridistas, que lograron cerrar el primer tiempo con empate a 45.
El inicio de partido fue claramente para el Oly. Con un Papanikolaou como siempre hiperactivo, los triples de Canaan (21 puntos) y la inestimable ayuda de su público, los griegos se hicieron con el control de las sensaciones… pero no del marcador. Walter Tavares (13 puntos y 10 rebotes) y el ‘Chacho’ (15 puntos, 4 rebotes y 9 asistencias) volvieron a erigirse como pilares blancos para mantener a los suyos con vida, lo más importante en un partido como este. Los puntos de McKissic (14 puntos) fueron contrarrestados por los de Causeur, al que todos sabemos que le van estos partidos. Parecía difícil que una final de la Euroliga no estuviera igualada y hoy no era la excepción. Máxima igualdad en Kaunas, momento de los grandes.
Y también de los nervios. En pocos minutos cayeron dos técnicas al banquillo del Real Madrid (una a los no convocados con un vacío legal a estudiar y una a Chus Mateo) que espolearon a los blancos. Del 76-70 al 78-77 a falta de un minuto y balón para el Real Madrid. Vezenkov (29 puntos, 9 rebotes y 4 asistencias) quiso sentenciar el partido y ponerle la guinda perfecta a su exhibición pero con su fallo en el triple le dio alas a los españoles, lo peor que se puede hacer con ellos.
Llull, que llevaba 0 puntos y un -2 de valoración hasta el momento, asumió la responsabilidad y el balear no defraudó. Lo que tienen los grandes: partido rozando lo pésimo, canasta cuando toca. Así es cómo se ganan Euroligas.