Por Alex Molina / info@eurohoops.net
Valencia Basket y Maccabi Tel Aviv han sido los encargados de iniciar la 31º jornada de la Euroliga en un duelo de equipos en plena lucha por el play-in, unos por arriba y otros por abajo. Al final, victoria para los israelíes por 95-80 con la que meten presión a Fenerbahce y Olympiacos, todos tres ahora con un balance de 19-13.
No es definitiva, pero a estas alturas de la competición una derrota siempre es un paso atrás y es la situación que vive el Valencia Basket. Los de Mumbrú encaraban el partido en Serbia como casi una final y no han llegado a entrar en ningún momento en dinámica positiva. Desde el salto inicial, el ritmo de partido ha sido para los macabeos y se ha jugado siempre a lo que ellos han querido. Ni Pangos ni Jones han conseguido determinar el ritmo del partido y en muchos momentos se ha vivido un correcalles que los jugadores del Maccabi han aceptado encantados de la vida, ya que un partido a muchas posesiones y a pecho descubierto es todo lo que necesitan para aprovechar su principal virtud: su físico.
Bonzie Colson ha sido un problema de fuera a dentro, Jasiel Rivero (10 puntos y 6 rebotes) también se ha dejado notar en la zona, pero lo de Josh Nebo (15 puntos y 9 rebotes) ha rozado el abuso. El interior norteamericano, probablemente en el mejor momento de su carrera, dejaba claro siempre que podía que está a otro nivel en cuanto a físico. Si a eso se le suma los puntos de Baldwin (17 puntos), la calidad de Lorenzo Brown (6 puntos, 4 rebotes y 7 asistencias) o que incluso DiBartolomeo ha tenido momentos de inspiración, la cosa no podía terminar con otra forma que con dobles dígitos de ventaja local.
Ni el hecho que Víctor Claver haya cogido el toro por los cuernos o los puntos de Robertson (13 tantos), Ojeleye (15 puntos y 5 rebotes) e Inglis (12 puntos y 9 rebotes) han logrado que el Valencia haya tenido opciones reales de victoria… o de luchar por el partido. Cada acercamiento visitante era debidamente respondido por los locales hasta condenar a los taronja a una dura derrota que llegó mucho antes del pitido final.