Brizuela evita el descalabro

Por Alex Molina  / info@eurohoops.net

El Barça ha sumado el primer triunfo en la Euroliga tras imponerse al ALBA Berlín por un engañoso 88-73. Importante y trabajado triunfo de los azulgranas que ha llegado tras la picadura de Brizuela en el tercer cuarto.

El calendario no ha podido ser mas benévolo para el Barça. Tras el tropiezo en Kaunas, pista difícil pero que el Barça tiene que sacar si quiere competir por el título, llegaba al Palau el equipo que peor pinta tiene de esta Euroliga. Ya no es por los precedentes, ya que una temporada tras otra, el ALBA Berlín está firmando unas campañas en Euroliga liga discretas -por no usar otra palabra-, sino que la plantilla que este año tiene a sus órdenes Israel González es más propia de la BKT Eurocup que de la primera liga de Europa. Pero ni con esas ha podido el Barça firmar un buen primer tiempo. Juego anárquico, despistes impropios de la élite y una fluidez en ataque que brillaba por su ausencia.

Koumadie se llevaba el duelo de colosos con Fall, pero el Barça lograba mantener a raya a los alemanes, que lograban el gran objetivo en este tipo de partidos: mantenerse en el partido. Por mucho que el Barça era indiscutiblemente el que mandaba en el partido y el marcador, en ningún momento impuso su ley, demostró superioridad. Y eso lo aprovecharon los de la capital teutona, que al ritmo de Hermannsson y Spagnolo lograron cerrar la primera mitad con 43-37 en el luminoso.

Nada más comenzar la segunda mitad, el Barça logró la primera ventaja de dos dígitos. El 47-37 obra de Vesely (10 puntos y 3 rebotes) con su tirito de toda la vida insinuaba que el triunfo podría ser cómodo, pero todo lo contrario. Puede que verse “tan” lejos en el marcador relajara a los de Peñarroya, que vio como el partido se le escapó de las manos en un visto y no visto. Sin prisa pero sin pausa y ante un Palau atónito, el ALBA se puso por delante con el 53-54.

Pero le pasó a los alemanes lo mismo que el Barça: no saber manejar un nuevo escenario. El ALBA se vino abajo cuando por primera vez se puso por delante en el partido y vio como la mamba vasca picaba con fuerza.

Una exhibición de Darío Brizuela (18 puntos) para cerrar el cuarto devolvió la “cordura” al marcador. El 63-54, gentileza del 8 azulgrana con la colaboración de Abrines, con el que terminó el tercer cuarto fue un balón de oxígeno de considerables dimensiones. El ambiente en el Palau se estaba enrareciendo pero todo se calmó con la segunda ventaja de dos dígitos, que incluso se amplió hasta el 71-55. A partir de entonces, el último cuarto se convirtió en un partido fácil, con Punter (14 puntos) luciéndose, Satoransky reivindicándose (13 de valoración a pesar de sumar 0 puntos) y el escenario que quería Peñarroya para trabajar sus sistemas y automatismos… que falta hace y mucha.

 

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