Por Javier Molero/ info@eurohoops.net
Real Madrid y Olympiacos se ven las caras en la jornada 22 de la Euroliga (jueves 16 de enero, 20:45h en el Movistar Arena). Un duelo de históricos, de titanes del baloncesto europeo y con historias diferentes que contar esta temporada. Una batalla repleta de talento y, sobre todo, la oportunidad perfecta para analizar a un candidato al título.
Los de Chus Mateo, que acumulan seis victorias seguidas en la Turkish Airlines Euroleague (12-9), resurgen de sus cenizas y se impulsan hacia arriba después de tocar fondo a principios de diciembre. El último triunfo, hace apenas 24 horas frente a un contestón Maccabi (116-113) que hizo sacar la mejor versión de los blancos.
Por su parte, Olympiacos está de dulce. Líderes en la tabla, las piezas empiezan a encajar y Vezenkov recuerda al de su versión MVP antes de hacer las maletas para cruzar el charco. En El Pireo todo son buenas noticias. Son seis victorias consecutivas también y las sensaciones de que se está cociendo un equipo ganador. Dos equipos que vienen en un estado de forma inmejorable y que, aunque la campaña no haya comenzado como se esperaban, tienen papeletas para citarse en la próxima Final Four de Abu Dabi.
Facu Campazzo tiene claro que no es un duelo cualquiera, no es una jornada más en el abrumador calendario. Partido para ganar y dar un golpe en la mesa por si alguno se había olvidado del Real Madrid.
“Ahora mismo son el mejor equipo de Europa, tenemos que estar 100% concentrados física y mentalmente, así que será un partido de aficionados”, recalcó tras la victoria ante los macabeos del pasado martes.
Olor a revancha
El Madrid es otro en las últimas semanas. Los blancos han dado con la clave y, bajo el liderazgo de Campazzo y Hezonja, arrasan a sus rivales y no concenden las derrotas del inicio de temporada. La imagen es distinta. Los resultados, también.
Con la espina clavada por la derrota de la primera vuelta (79-69), cuando los de Bartzokas tampoco habían cogido aún velocidad de crucero, los de Chus Mateo quieren cerrar heridas. Como ya han hecho con Maccabi, Bayern y Zalgiris en esta segunda vuelta. Resarcirse y dejar definitivamente atrás un pasado que no concuerda con las aspiraciones y mucho menos con las capacidades de la plantilla.