Por Alex Madrid/ info@eurohoops.net
El jueves, ante el Maccabi Tel Aviv, cumplirá 20 años desde que debutara con la camiseta azulgrana. Un hito histórico por el que recibirá un merecido homenaje del club y el cariño de todo el Palau Blaugrana, pero Juan Carlos Navarro no quiere sentirse como si ya fuera un exjugador.
“El de mañana no es mi último partido; todavía pienso en jugar”, insiste a los periodistas, como queriendo dejar claro, por si había alguna duda, que al duelo de Euroliga ante el conjunto israelí comparecerá vestido de corto y con la intención de seguir sumando minutos en la máxima competición continental.
A sus 37 años sabe que le queda poco como baloncestista profesional, pero quiere seguir apurando su carrera como mejor sabe hacerlo: compitiendo al máximo nivel. “Mañana será un día especial para mí. Deseo que coincida con un buen partido y una victoria del equipo y espero que la gente que venga se lo pase bien. Yo lo disfrutaré, seguro, y mi familia, que es la que me aguanta, también. Es una fecha importante y quiero que mis hijas estén ahí para verlo”, subraya.
Navarro sabe “que hay alguna cosa preparada” para recordar la efeméride, aunque no se ha preocupado por conocer los detalles del homenaje porque, dejando las emociones a un lado, para él será un día más en la oficina: “Una vez empiece el partido, será como los otros, y la rutina de antes también será la misma”.
Muy lejos queda ya aquel 23 de noviembre de 1997, cuando Joan Montes le hizo debutar, en el Palau, ante el Granada en un partido de ACB. La ‘Bomba’ anotó diez puntos en diez minutos y escuchó por primera vez a la hinchada culé corear su nombre. Ahí empezó un idilio con el Palau que dura ya dos décadas. “La verdad es que ha pasado todo muy rápido. Nunca pensé en jugar tantos partidos, en ganar tantas cosas y en estar tantos años en un equipo como éste”, afirma orgulloso.
El escolta de Sant Feliu de Llobregat aún recuerda como, jugando en el pequeño patio de su casa con sus dos hermanos mayores, tuvo que inventarse ese tiro bombeado tan característico suyo, que le dio su apodo y con el que luego hizo fortuna como profesional. “Jugábamos en espacio bastante reducido, ellos eran bastante más grandes, yo un pipiolo y tenía que inventarme algo para tirar por encima. Fue una cosa que salió sola y que todavía funciona hoy”, explica.
El capitán azulgrana reconoce que lo suyo “no es normal”, que la fidelidad de su trayectoria es atípica, que en el baloncesto actual “es muy difícil” que alguien llegue a un club con 13 años y siga con 37. “Ahora, en cualquier club, si alguien de la cantera despunta al llegar al primer equipo, lo normal es que quiera dar un paso más e irse a la NBA. A mí me tocó en una época quizá diferente, donde la NBA no era tan accesible como ahora”, subraya.
Y es que Navarro probó una temporada (2007-08) la liga profesional estadounidense enrolado en los Memphis Grizzlies, antes de regresar al club de su vida, donde dice que aun se siente “importante” y “capaz de seguir jugando a un buen nivel”.
Con el FC Barcelona ha ganado 2 Euroligas, 1 Copa Korac, 8 Ligas, 6 Copas del Rey y 5 Supercopas de España, y ha destrozado récords individuales en la Liga Endesa y en la Euroliga.
“Si echo la vista atrás y veo todo lo que he conseguido, es algo impresionante. La primera Copa de Europa, la de Barcelona 2003, fue especial, porque era la primera, el título que nos faltaba, pero me quedo con la de París 2010, porque entonces yo era un jugador más importante en el equipo y además fui el MVP de aquella final”, recuerda.
Por eso, y con el final ya más cerca, Navarro sueña con levantar una tercera antes de retirarse. “He llegado a muchas Final Four y la verdad es que el porcentaje no es muy bueno. Hace muchos años que no la ganamos y me gustaría acabar mi carrera con una tercera Euroliga”, sentencia.
Fuente: www.acb.com