Por Alex Madrid / info@eurohoops.net
Todas las competiciones de baloncesto alrededor del mundo se encuentran en una insólita situación: deben decidir la mejor manera de terminar la temporada 2019-20, que se vio interrumpida por la irrupción del coronavirus.
La Basketball Champions League ha sido la primera competición que, sin suspender la temporada, ha decido cómo decidir un campeón. Del 30 de septiembre al 4 de octubre, y en una sede aún por decidir, se disputará una fase final entre los 8 mejores equipos.
La fecha del torneo es, precisamente, una de las mayores preocupaciones que tenía el Iberostar Tenerife -que aún debe disputar un decisivo partido frente al Oostende para entrar en la Final 8-, ya que a principios de septiembre organizará y, por tanto, participará en la Supercopa Endesa. La BCL, gracias a su excelente relación con las ligas nacionales, ha tenido esta circunstancia en cuenta para que no interfiriera con su calendario.
Según recoge El Día, el presidente del conjunto insular, Félix Hernández, prefería “jugar en los próximos meses” ya que retrasar la competición supondría tener que disputar la Final 8 “con nuevas plantillas y además en el comienzo de otra temporada“. Sin embargo, desde el club no ven con malos ojos esta alternativa, que conllevaría mantener el generoso reparto de premios (un millón de euros para el campeón, 400.000 euros para el segundo y 200.000 para el tercer clasificado) de la BCL.
Algo similar le ocurre al Casademont Zaragoza, que ve positivo completar toda la temporada y poder optar a los premios de la competición, pero que se ve perjudicado deportivamente. Los zaragozanos, que tendrán cambios en la plantilla y podrían perder a algunos de sus grandes jugadores, habrían disputado la eliminatoria de cuartos de final -ante Iberostar Tenerife u Oostende- con el factor cancha a favor, con el consecuente ingreso en taquilla.
Los maños aún podrían tener un as guardado en la manga si lograran organizar la Final 8, mismo objetivo que comparten con el último equipo español aún con vida: el San Pablo Burgos.
“Sobran los motivos deportivos, económicos y sociales para intentarlo porque sería un golpe de moral para la ciudad después de la que está cayendo“, explica Félix Sancho, presidente del club, según recoge El Correo de Burgos. “Nunca se ha celebrado algo así en Burgos y hacerlo ahora resultaría emotivo, además de suponer una inyección para hosteleros, para el comercio y para los hoteles”.
El conjunto burgalés, que ahora se plantea el reto de organizar la Final 8, es el equipo que más feliz se ha mostrado tras la decisión de la Basketball Champions League: “Estoy contento porque es algo por lo que he luchado. Había que acabar la temporada como fuese y propusimos una final a ocho en una fecha que, creemos, es buena”, explicaba Sancho.
Aunque el objetivo del Ayuntamiento de Burgos es albergar la Supercopa de 2021, el aplazamiento de la fase final puede ser una gran oportunidad para el equipo, que ahora gozará de cierto margen de maniobra si quiere ser el anfitrión del evento de septiembre.
Photo: BCL