Nikos Varlas / varlas@eurohoops.net
El entrenador del Olympiacos, Giorgos Bartzokas, describió los partidos de las ligas nacionales como una “pesadilla” para los entrenadores de los equipos de la Euroliga, principalmente debido a que es extremadamente difícil para él y sus compañeros motivar a sus jugadores para que den lo mejor de sí mismos.
“Las ligas locales son ahora una pesadilla para los entrenadores de la Euroliga“, explica Bartzokas a Eurohoops. “No lo digo solo como mi propia opinión, lo he hablado con todos. Este estrés de jugar un partido con un equipo ‘pequeño’, que se prepara toda la semana y tiene una gran motivación para jugar contra ti, mientras tus jugadores no tienen la más mínima motivación. Entran a la pista y simplemente van andando. Los peores partidos para todos los entrenadores de la Euroliga son los que se dan por sentados como fáciles en su liga local. Estos partidos son una pesadilla. Querrías que pasaran las dos horas, ganar el partido por un punto para levantarte y marcharte. Porque sabes lo difícil que es motivar a tus jugadores cuando juegan 80 partidos. Estos son partidos que, si pierdes, también pueden ser decisivos para el campeonato. Es difícil llevarlos a pensar que un partido en septiembre u octubre es tan importante para el futuro del equipo. Es por eso que estos partidos son muy difíciles“.
Bartzokas habló anteriormente sobre lo diferente que se ha vuelto su trabajo dado que tiene que planifica más entrenamientos para sus jugadores, ya que el Olympiacos participa solo en la Euroliga por segundo año consecutivo.
“Quiero ser sincero. Me gusta más“, dijo Bartzokas. “Obviamente, me convertí en entrenador para los entrenamientos y no para los partidos. Donde el entrenador interviene directamente sobre cómo hará que un equipo juegue bien. Esto incluye los entrenamientos como lo primero y más importante. Los partidos son la expresión de lo que has trabajado . Cuando no tienes tiempo para los entrenamientos para preparar un equipo, el partido es solo un proceso de estrés que aplasta el alma y que, por supuesto, es agradable para los aficionados y los jugadores. Pero el entrenador, como dijo un amigo mío, no disfruta de la victoria, sino que le alivia no perder“.