Por Antigoni Zachari / info@eurohoops.net
Alen Smailagic siempre te saludará con una sonrisa. El joven ala-pívot del Partizan de Belgrado se ganó el apodo de “Smiley” durante su paso por los Golden State Warriors y, ahora, lo utiliza en su día a día.
“Me gusta ese apodo y lo utilizo cuando me presento”, reconoce Smailagic. “Me parece gracioso. Hace que la gente a mi lado se sienta cómoda, ya que piensa: ‘Oh, la gente le llama Smiley, así que es una persona feliz'”.
Smailagic, que cumplió 21 años en agosto, aterrizó en el Partizan este verano después de haber pasado los tres últimos años en Estados Unidos. Fue el jugador más joven en disputar la G League -con Santa Cruz Warriors, durante la temporada 2018-19- antes de ser seleccionado en la 2ª ronda del draft de la NBA en 2019 por los New Orleans Pelicans.
Pronto fue traspasdo a los Golden State Warriors, con los que jugó 29 partidos durante dos temporadas en la NBA. Aunque su presencia en la franquicia no fue larga, Smailagic vivió una experiencia que guardará de por vida.
“Baloncestísticamente no aprendí mucho, pero sí sobre la profesionalidad: cómo actuar, cómo hablar, cómo estar con otras personas“, cuenta. “Así que eso también fue útil en mi carrera. Ahora estoy aprendiendo más de baloncesto con Obradovic, me está ayudando mucho“.
De hecho, esta temporada, el Partizan ha planteado un ambicioso proyecto con Zeljko Obradovic al mando, y “Smiley” ya se siente como en casa junto su nuevo entrenador.
“Las cosas van muy bien. Obradovic es el mejor entrenador que he tenido. Siempre me explica cuando me equivoc y, cuando no“, dice el joven interior. “Sinceramente, he aprendido mucho en estos tres o cuatro meses que hemos estado trabajando juntos. Aprendí mucho más de él que todos los años que llevo jugando profesionalmente. Hablamos el mismo idioma, entiende a sus jugadores y los jugadores le entienden. Sabemos lo que quiere, él sabe lo que es mejor para nosotros y está trabajando en ello“.
A principios de octubre, hicimos un ranking con los 20 equipos de la EuroCup y el Partizan fue colocado como segundo favorito al título. Después de una gran exhibición en la 1ª jornada contra el Hamburg Towers, la ilusión continúa creciendo para los aficionados del Partizan, pero Smailagic no se inmuta por la presión.
“No siento la presión todavía. Aún es pronto para decir eso. Necesitamos pasar un tiempo juntos, conocernos mejor y crear una mejor química. Nos conocimos hace unos meses, cecesitamos un poco más de tiempo para acostumbrarnos“, dice Smailagic.
El ala-pívot serbio prefiere centrarse la mejora colectiva e individual antes que realizar cualquier predicción.
“Sélo tengo que aprender un poco más qué baloncesto quiere Obradovic y todo será más fácil. Aún somos un equipo joven, ya que la media del equipo es de 23 años. No tenemos mucho veteranos. Básicamente, todo el mundo está partiendo de cero porque nadie ha tenido un mentor que le enseñara como nos está enseñando Obradovic“.
Habiendo comenzado su carrera profesional con el KK Beko en las divisiones inferiores en Serbia, su viaje de tres años a Estados Unidos fue el más largo que dejó su ciudad natal para de competir en el Torneo sub-16 de 2016 en Radom (Polonia). Con apenas 17 años se marchó a Estados Unidos para perseguir su sueño, antes siquiera de poder conducir.
“Tenía casi 18 años cuando dejé mi casa, así que no sabía mucho. Sólo escuchaba que las cosas iban a ser difíciles. Pero pensé que era capaz de afrontar el desafío. Mi primer año, cuando estuve allí, viviendo en una habitación de hotel, en una solo habitación con baño… Es una historia completamente diferente cuando vives esa vida que cuando te la imaginas. Es más difícil y cuesta más pensar en ello“.
Aunque la transición fue difícil, Smailagic la usó como una lección de vida: “Me alegro de haber dado ese paso porque para mi carrera y mi madurez, pensando en el futuro, me preparó para la vida. Estoy preparado“.
Y es que, a pesar de su corta edad, Smailagic se ganó el respeto de sus compañeros gracias a la madurez que mostró.
“Estados Unidos me ayudó mucho. Fue la primera vez que viví solo, cuidando de mí mismo. Por eso creo que maduré un poco más rápido“, continúa contando Smailagic a Eurohoops. “Lo máximo que había estado lejos de casa antes de aquello fue alrededor de dos meses. Cambió mi forma de pensar, de actutar y todo“.
El salto a Estados Unidos es un gran reto para cualquier jugador, y mucho más para un joven de una familia de clase trabajadora que creció en el Belgrado de posguerra. Smailagic lo recuerda con valentía y con una mente y un corazón abiertos. Durante su preadolescencia, jugó en una cancha al aire libre, situada entre una prisión civil y un asilo de salud mental. Ahí fue donde empezó a tener a sus primeros aficionados, los internos y trabajadores de las instalaciones que seguían los entrenamientos y partidos de la cancha. Fueron entretenidos con el talento del niño espigado, llegando a pedir a su padre que le dejara jugar más tiempo.
“Le decían: ‘Dejadle jugar, le llevaremos a casa cuando termine de jugar baloncesto’, porque mi padre trabajaba desde las 5 de la mañana a las 6 de la tarde. ‘Ve a descansar y le llevaremos a casa’“.
Muchos años después, pero en la misma ciudad, el jugador del Partizan sigue disfrutando interactuando con la afición.
“La primera vez que la gente me mostró su apoyo fue con el Partizan“, recuerda Smailagic. “Un niño se me acercó cuando anoté no sé cuántos puntos, me abrazó y me dijo: ‘Gracias’. Pero yo estaba como, ‘¡No! Gracias a ti, esto significa mucho’“.
Photo: ABA Liga