Por Adrián Garitaonaindia / info@eurohoops.net
En un intento por reconectar con las personas de baloncesto de nuestro país que están llevando a cabo su carrera en el extranjero, en Eurohoops España hemos decidido comenzar una serie de entrevistas que obren como puente de comunicación y mantengan ese vínculo más cercano. Charlando y conociendo todo tipo de opiniones, anécdotas y más temas de interés relacionados con este deporte.
En este primer capítulo, hablamos con Mikel Ereño, entrenador de 28 años de edad, natural del País Vasco y actual ayudante del CSU Sibiu de la primera categoría de Rumanía.
Desde esta casa queremos agradecer, antes de todo, la predisposición y facilidades ofrecidas tanto por el club como por el propio técnico a la hora de concertar y realizar la entrevista.
Ponemos el foco en la Liga Nationala, primera división del baloncesto rumano
Para que los lectores vayan ubicándose como es debido. ¿Cuál considera que es la principal diferencia entre la liga rumana y la ACB?
“Es una liga que puede ser un poco diferente a la nuestra (ACB), sobre todo el tema de diseño de plantillas y estrategias que hay que usar. Aquí (en Rumanía) existe una norma que nos exige tener siempre a dos jugadores nacionales en pista. Esto, ya no afecta solo deportivamente, sino que afecta a las líneas económicas y de configuración de plantilla y se reduce un poco el número de jugadores extranjeros a los que puedes optar.
Todos los pasaportes que no sean rumanos están considerados como extranjeros y es aquí donde encontramos la principal diferencia entre las competiciones españoles y la Liga Nationala.”
Calidad nacional, ¿un problema?
“Como se puede ver o intuir, a día de hoy no hay tantos jugadores rumanos de calidad como para repartir esos 80 minutos (mínimos) en la pista y tener calidad. No puedes jugar con solo dos jugadores de este tipo, tendrían que jugar 40 minutos cada uno por partido. Tienes que tener al menos 3, que te puedan aportar sobre unos 25 minutos de buen juego, y quizá un cuarto con un rol más secundario que coja pequeñas cantidades del minutaje de los tres anteriores.
Esto te afecta, no solo en la calidad del roster, sino en las posiciones. No todas las generaciones traen buenos jugadores en todas las demarcaciones, entonces, esta es para mi la mayor diferencia entre todas las ligas que he podido observar. Es uno de los mayores determinantes.
Más allá, aquí hay bastante dinero, como se puede ver en las plantillas del Cluj-Napoca (equipo donde juega Emmanuel Cate) o CSM Oradea y no hay problema en traer jugadores extranjeros de nivel. La principal diferencia entre los primeros clasificados a los de más abajo radica principalmente en los jugadores rumanos que tiene cada equipo, ya que los primeros suelen tenerlos de una calidad muy superior a los del resto”
Permítame el atrevimiento. ¿Dónde colocaría el nivel de su competición respecto al de las categorías españolas?
“Hay que separar a los ya mencionados Cluj-Napoca y CSM Oradea del resto. El primero ha estado este año a tan solo un partido de meterse en la semifinal de la BKT EuroCup y los segundos tienen nivel BCL o FIBA Europe Cup.
Contextualmente, estos dos creo que serían equipos de media tabla (Cluj) o nivel bajo en ACB (Oradea). Del tercero hasta el séptimo u octavo, LEB Oro media tabla, y de ahí para bajo, equipos de LEB Plata alto.”
El CSU Sibiu, ya clasificado para los play-offs, cierra la temporada este sábado y buscará repetir o mejorar el tercer puesto conseguido la pasada campaña.
“Nos clasificamos matemáticamente a falta de tres jornadas, venimos de perder en la prórroga ya con el sexto puesto asegurado y hay grandes posibilidades de jugar contra Voluntari igual que el año pasado, aunque dependemos de otros resultados para determinar el rival”.
Sobre el tercer puesto logrado el año pasado
“No entendimos como (risas). Entramos en la última jornada a play-off, nosotros hicimos nuestro trabajo pero también dependíamos de otros resultados. En la primera ronda jugamos contra Voluntari (al mejor de 5) ganando el quinto partido en el que íbamos -17 al descanso fuera de casa. Nos salió todo.
Después, recibimos a Oradea en la semifinal (3-0) y contra Rapid, al mejor de 5 de nuevo, ganamos el trofeo del tercer puesto. De nuevo, otro partido que vas perdiendo y terminas ganando. Sucedieron cosas que nunca suceden pero que cuando pasan, pasan todas juntas.”
¿Se ve repitiendo hito?
“Es muy difícil, y más teniendo en cuenta que no llegamos en muy buen momento a play-off. El año pasado conseguimos una muy buena racha y ahora estamos cayendo un poco. De todas maneras, ahora tenemos la última jornada y después el play-off siempre es especial, así que ya veremos.
Hay que ganar a Voluntari primero y ya se verá después. Lo más relevante es pasar de primera ronda, así certificamos el pase a competición europea. Lo demás ya se irá viendo.”
Lejos de la competición nacional, donde las cosas marchan viento en popa, el CSU Sibiu sufrió más. En concreto, un 0-6 en la FIBA Europe Cup.
Pese a no ofrecer el mejor rendimiento en Europa, se lleva más de una experiencia. Volvió a su Bilbao natal, ocupando el banquillo contrario.
“Va a ser una noche que no voy a olvidar nunca. Yo creo que cuando sea muy mayor la voy a recordar con cariño. Para los que vivimos fuera es complicado, pasamos el 80% del año fuera, en mi caso con 8000 kilómetros de distancia y no tengo ventanas (ni tiempo) para volver a casa y básicamente te quedas aquí los 8 o 9 meses.
Entonces, cuando vuelves a casa, a jugar contra el club que has seguido de pequeño, vienen los amigos, la familia (…) que más vas a pedir. A nivel de emociones, es una de las mejores noches que he podido vivir en el baloncesto.
Fue la segunda vez que ocupé el banquillo contrario, la primera fue entrenando en Vitoria (Araberri), pero el contraste no fue igual. Esta vez fue exagerado. Ojalá se pueda volver a repetir en el futuro.”
Me veo obligado a hacerle la eterna pregunta. Competir en Europa, ¿lastre o aliciente?
“A nivel de resultados fue negativo. Primero, porque no consigues ganar, y lo segundo porque nos afectó mucho el cansancio en la liga doméstica. Perdimos algunos partidos que no deberíamos de haber perdido, pero para mi la experiencia fue muy buena para todos,
Nos mete en unas exigencias que de normal no tienes. Tanto el club como nosotros tenemos que entran en un estado de autoexigencia, de seguir trabajando pese al cansancio físico, de seguir trabajando con claridad (…) y creo que esto te prepara. Luego volvimos a tener un partido por semana y ya tienes otra mentalidad. Aprovechamos cada día de entrenamiento mejor de lo que lo podríamos haber aprovechado en caso de no haber jugado en Europa.
Nos vino bien para entender las cosas e intentar ser más ambiciosos y competir. Considero que es un auténtico privilegio disputar doble competición.”