Mikel Ereño sobre su reencuentro con Miribilla:” A nivel de emociones, fue una de las mejores noches que he podido vivir”

06/Abr/24 11:30 abril 6, 2024

Adrian Garitaonaindia

06/Abr/24 11:30

Eurohoops.net

Hablamos con el joven entrenador ayudante del CSU Sibiu sobre las competiciones FEB, el baloncesto rumano, su reencuentro con Miribilla y más.

Por Adrián Garitaonaindia / info@eurohoops.net

En un intento por reconectar con las personas de baloncesto de nuestro país que están llevando a cabo su carrera en el extranjero, en Eurohoops España hemos decidido comenzar una serie de entrevistas que obren como puente de comunicación y mantengan ese vínculo más cercano. Charlando y conociendo todo tipo de opiniones, anécdotas y más temas de interés relacionados con este deporte. 

En este primer capítulo, hablamos con Mikel Ereño, entrenador de 28 años de edad, natural del País Vasco y actual ayudante del CSU Sibiu de la primera categoría de Rumanía.

Desde esta casa queremos agradecer, antes de todo, la predisposición y facilidades ofrecidas tanto por el club como por el propio técnico a la hora de concertar y realizar la entrevista.

Ponemos el foco en la Liga Nationala, primera división del baloncesto rumano

Para que los lectores vayan ubicándose como es debido. ¿Cuál considera que es la principal diferencia entre la liga rumana y la ACB?

“Es una liga que puede ser un poco diferente a la nuestra (ACB), sobre todo el tema de diseño de plantillas y estrategias que hay que usar. Aquí (en Rumanía) existe una norma que nos exige tener siempre a dos jugadores nacionales en pista. Esto, ya no afecta solo deportivamente, sino que afecta a las líneas económicas y de configuración de plantilla y se reduce un poco el número de jugadores extranjeros a los que puedes optar. 

Todos los pasaportes que no sean rumanos están considerados como extranjeros y es aquí donde encontramos la principal diferencia entre las competiciones españoles y la Liga Nationala.”

Calidad nacional, ¿un problema?

“Como se puede ver o intuir, a día de hoy no hay tantos jugadores rumanos de calidad como para repartir esos 80 minutos (mínimos) en la pista y tener calidad. No puedes jugar con solo dos jugadores de este tipo, tendrían que jugar 40 minutos cada uno por partido. Tienes que tener al menos 3, que te puedan aportar sobre unos 25 minutos de buen juego, y quizá un cuarto con un rol más secundario que coja pequeñas cantidades del minutaje de los tres anteriores.

Esto te afecta, no solo en la calidad del roster, sino en las posiciones. No todas las generaciones traen buenos jugadores en todas las demarcaciones, entonces, esta es para mi la mayor diferencia entre todas las ligas que he podido observar. Es uno de los mayores determinantes.

Más allá, aquí hay bastante dinero, como se puede ver en las plantillas del Cluj-Napoca (equipo donde juega Emmanuel Cate) o CSM Oradea y no hay problema en traer jugadores extranjeros de nivel. La principal diferencia entre los primeros clasificados a los de más abajo radica principalmente en los jugadores rumanos que tiene cada equipo, ya que los primeros suelen tenerlos de una calidad muy superior a los del resto”

Permítame el atrevimiento. ¿Dónde colocaría el nivel de su competición respecto al de las categorías españolas?

“Hay que separar a los ya mencionados Cluj-Napoca y CSM Oradea del resto. El primero ha estado este año a tan solo un partido de meterse en la semifinal de la BKT EuroCup y los segundos tienen nivel BCL o FIBA Europe Cup.

Contextualmente, estos dos creo que serían equipos de media tabla (Cluj) o nivel bajo en ACB (Oradea). Del tercero hasta el séptimo u octavo,  LEB Oro media tabla, y de ahí para bajo, equipos de LEB Plata alto.”

El CSU Sibiu, ya clasificado para los play-offs, cierra la temporada este sábado y buscará repetir o mejorar el tercer puesto conseguido la pasada campaña.

“Nos clasificamos matemáticamente a falta de tres jornadas, venimos de perder en la prórroga ya con el sexto puesto asegurado y hay grandes posibilidades de jugar contra Voluntari igual que el año pasado, aunque dependemos de otros resultados para determinar el rival”.

Sobre el tercer puesto logrado el año pasado

“No entendimos como (risas). Entramos en la última jornada a play-off, nosotros hicimos nuestro trabajo pero también dependíamos de otros resultados. En la primera ronda jugamos contra Voluntari (al mejor de 5) ganando el quinto partido en el que íbamos -17 al descanso fuera de casa. Nos salió todo.

Después, recibimos a Oradea en la semifinal (3-0) y contra Rapid, al mejor de 5 de nuevo, ganamos el trofeo del tercer puesto. De nuevo, otro partido que vas perdiendo y terminas ganando. Sucedieron cosas que nunca suceden pero que cuando pasan, pasan todas juntas.”

¿Se ve repitiendo hito?

“Es muy difícil, y más teniendo en cuenta que no llegamos en muy buen momento a play-off. El año pasado conseguimos una muy buena racha y ahora estamos cayendo un poco. De todas maneras, ahora tenemos la última jornada y después el play-off siempre es especial, así que ya veremos.

Hay que ganar a Voluntari primero y ya se verá después. Lo más relevante es pasar de primera ronda, así certificamos el pase a competición europea. Lo demás ya se irá viendo.”

Lejos de la competición nacional, donde las cosas marchan viento en popa, el CSU Sibiu sufrió más. En concreto, un 0-6 en la FIBA Europe Cup.

Pese a no ofrecer el mejor rendimiento en Europa, se lleva más de una experiencia. Volvió a su Bilbao natal, ocupando el banquillo contrario.

“Va a ser una noche que no voy a olvidar nunca. Yo creo que cuando sea muy mayor la voy a recordar con cariño. Para los que vivimos fuera es complicado, pasamos el 80% del año fuera, en mi caso con 8000 kilómetros de distancia y no tengo ventanas (ni tiempo) para volver a casa y básicamente te quedas aquí los 8 o 9 meses.

Entonces, cuando vuelves a casa, a jugar contra el club que has seguido de pequeño, vienen los amigos, la familia (…) que más vas a pedir. A nivel de emociones, es una de las mejores noches que he podido vivir en el baloncesto.

Fue la segunda vez que ocupé el banquillo contrario, la primera fue entrenando en Vitoria (Araberri), pero el contraste no fue igual. Esta vez fue exagerado. Ojalá se pueda volver a repetir en el futuro.”

Me veo obligado a hacerle la eterna pregunta. Competir en Europa, ¿lastre o aliciente?

“A nivel de resultados fue negativo. Primero, porque no consigues ganar, y lo segundo porque nos afectó mucho el cansancio en la liga doméstica. Perdimos algunos partidos que no deberíamos de haber perdido, pero para mi la experiencia fue muy buena para todos,

Nos mete en unas exigencias que de normal no tienes. Tanto el club como nosotros tenemos que entran en un estado de autoexigencia, de seguir trabajando pese al cansancio físico, de seguir trabajando con claridad (…) y creo que esto te prepara. Luego volvimos a tener un partido por semana y ya tienes otra mentalidad. Aprovechamos cada día de entrenamiento mejor de lo que lo podríamos haber aprovechado en caso de no haber jugado en Europa.

Nos vino bien para entender las cosas e intentar ser más ambiciosos y competir. Considero que es un auténtico privilegio disputar doble competición.”

Competiciones FEB y la sensación de producto desaprovechado

Tuvo la oportunidad de entrenar a Araberri, Betis o CB Tizona. ¿Qué opinión le merece la frase que acabo de recitar?

“Me intento ceñir al apartado deportivo, que creo que es donde más puedo aportar. Bajo mi punto de vista, es una liga que cuenta con unos entrenadores de gran nivel, con unos conocimientos de baloncesto extraordinarios, que estoy seguro que hay equipos en Europa con mucho status envidiando como los técnicos gestionan estos equipos y la calidad de baloncesto que hay.

Creo que es una de las mejores ligas que hay. Cada partido es atractivo y cada año la liga da saltos de calidad. Los equipos que vienen de ACB no lo tienen tan fácil y creo que es una competición que debería de seguirse más.”

¿Cuál cree que es el principal problema de esta “infra explotación”?

“El principal problema es que no vendemos el baloncesto. Además, hay otro tema que no hay que ignorar, y es que nuestro trabajo es parte del entretenimiento y del sistema económico de la sociedad. Si no vendes tu producto tampoco puedes incrementar esa base.  Creo que hay una oportunidad de hacer una segunda liga muy interesante para consumir y no lo estamos haciendo y me parece poner un tope a esta liga.

Por otro lado, también es cierto que es muy difícil de seguir (poca cobertura) y eso también ejerce su fuerza limitante”

El técnico español, producto codiciado en el extranjero.

¿Cuál considera que es el principal factor por el que los entrenadores nacionales estén tan valorados en el extranjero?

“Ética, principalmente. Es un cúmulo de obsesión con la formación y continuo reciclaje. No estamos atados a tradiciones o limitaciones para detenernos. El interés, la pasión y la reflexión acerca de la metodología y de la organización es, bajo mi criterio, lo que nos hace diferentes.

Ese cúmulo nos hace querer ser mejores siempre y cada vez entender más. No conozco otros casos de entrenadores de otras nacionalidades, pero si que puedo asegurar que compañeros y conocidos míos cada año son mejores.”

Ha pasado por el Selfoss Karfa islandés y por la selección camerunesa previo a su paso por Rumania. ¿Qué le lleva a coger las maletas y abandonar España?

“En mi caso fue por gusto particular. Por mi forma de ser de vivir sin miedo, y si tienes suerte de que tu profesión es tu pasión, no hay que ponerse limites y hay que atreverse a hacer cosas.

Obviamente, como en todo, necesitas del factor externo o suerte. Yo tuve la suerte de conocer a Asier Alonso, director deportivo de Araberri, que fue a Betis y ahora está en Alicante. Con el estuve en Sevilla y a través de contactos apareció la oportunidad. Cuando salió, no dudé.

Primero fui a Islandia, y de Islandia cogí las maletas y me fui a Camerún. Llegas la oportunidad y la coges, no es nada especial.”

¿Cómo surgió su fichaje por el CSU Sibiu?

“Se lo debo a Miguel Ángel Hoyo, entrenador ceutí que ha pasado mucho tiempo en Galicia. Gracias a Antonio Pérez, que me recomienda para un campus de verano, conectamos bien a nivel baloncestístico y cuando el viene a Rumanía de ayudante hace tres años, acaba siendo el entrenador principal. Entonces, contacta conmigo y me ofrece venir aquí. Después Miguel Ángel marchó a Baskonia, pero yo decidí continuar.”

Durante su carrera ha podido comprobar condiciones en diferentes contextos y categorías. ¿Cómo valora las condiciones con las que actualmente cuenta, a las obtenidas con anterioridad en España?

“Aquí pagan mucho más que en España. Se preocupan por tu comida, ropa, piso, eventos… te ayudan a tener una vida. Te cuidan increíble, creo que en España no se cuida tanto el factor humano.

No me quejo de nada, pero para mí hay una diferencia grande.”

La figura del entrenador ayudante, ¿infravalorada?

Se habla siempre del “staff”, y en pocas ocasiones de nombres concretos.

“Tengo la suerte de que siempre he tenido buena conexión con la gente con la que he trabajado. En mi entorno laboral, me siento uno más y por suerte tengo entrenadores que me respetan.

Más allá de eso, entiendo que no se hable mucho. Obviamente no estamos en esa fama y no me siento escondido o apartado. Me siento orgullo y muy cómodo en mi trabajo, con lo que no me supone un problema”.

Por lo general, el gran público sería incapaz de determinar realmente lo que hace alguien en su puesto

“No somos conocidos, pero viendo que en otros deportes con mayor impacto tanto lo están, no me preocupa. Pero yendo en esta dirección, yo creo que lo importante es donde estás. Que tu equipo de trabajo no te deje de lado y sentirse parte de un grupo, sentirse valorado”

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