Por Aris Barkas / barkas@eurohoops.net
Victor Wembanyama no es sólo ‘hype’. Sí, la maquinaria publicitaria de la NBA está trabajando horas extras, pero también es obvio que el fenómeno francés tiene posibilidades reales de pasar a la historia como el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos.
Una mezcla única de mentalidad, talento y ética de trabajo ha creado al jugador más codiciado desde LeBron James y desde el verano pasado la NBA le espera con impaciencia. Y aquí radica el problema. Podría decirse que el mejor talento joven de todos los tiempos procede de Europa… y el baloncesto europeo recibe muy poco a cambio.
Por supuesto, todo el mundo quiere ver a Wembanyama prosperar en el escenario más grande como está destinado a hacerlo. Pero su presencia y su carrera, al margen del atractivo mundial de este deporte y de un renovado interés por la NBA y la selección de Francia, dan muy poco a cambio.
No es la primera vez que ocurre, pues la NBA ya se ha expandido prácticamente en Europa siendo un sólido competidor de mercado para la Euroliga y las competiciones nacionales. Pero, en esta ocasión, lo ocurrido con Wembanyama es preocupante para el futuro del baloncesto europeo.
Preparado para la NBA
El plan inicial para Wembanyama era formar parte del máximo nivel en Europa, jugando en el ASVEL Villeurbanne, propiedad de Tony Parker, tras dejar el Nanterre. Jugar en la Euroliga, sin embargo, no es fácil para un adolescente, aunque sea un fenómeno, y el desgaste de jugar dos o tres partidos por semana no sería útil para la preparación de Wembanyama de cara al Draft.
Así que, justo después de un año en el que promedió en la Euroliga algo más de 17 minutos por partido y 6,5 puntos por encuentro -grandes números para un adolescente, pero no lo bastante atractivos para ser una de las mejores elecciones del Draft-, se construyó todo un proyecto en torno a él en el Metropolitans 92, propiedad de Boris Diaw, que reclutó al seleccionador nacional francés Vincent Collet para ayudar a Wembanyama a alcanzar su potencial.
Frente a unos rivales menos duros en la liga francesa y jugando sólo un partido por semana, Wembanyama brilló. Aunque perder la final con claridad contra el Mónaco no fue su momento más brillante, el trabajo estaba hecho. Al fin y al cabo, el consenso acerca de que Wembanyama sería la elección número 1 se decidió al principio de la temporada, después de sus partidos en Las Vegas contra el Ignite de la G-League.
Los clubes franceses sólo recuperan un millón de euros
En la Euroliga todo gira en torno a la victoria. La presión sobre cualquiera que participe para obtener resultados es alta, por lo que es muy difícil para un jugador joven desarrollar su juego y tener un papel importante. E incluso cuando Luka Doncic lo logró, hubo grandes dudas sobre sus capacidades en el Draft hasta que llegó a la NBA.
La próxima gran promesa del baloncesto francés, Zaccharie Risacher, de quien se esperaba que formara parte la próxima temporada de la rotación principal del ASVEL. Sin embargo, ha decidido marcharse al JL Bourg por motivos similares a la elección del futuro número 1. Y, aunque no se puede impedir que Wembanyama compita en la máxima competición mundial, es obvio que se ha creado un patrón para los jóvenes jugadores europeos que no incluye la Euroliga.
Las cosas pueden ponerse aún peor si las negociaciones sobre un tope salarial en la Euroliga acaban reduciéndolo. Un tope salarial que no vaya acompañado y directamente ligado a un aumento de los ingresos simplemente no es una buena idea si se quiere crecer, y este planteamiento puede mermar aún más la capacidad de la Euroliga para mantener a los mejores talentos europeos en la competición.
Así que la conclusión es sencilla. Wembanyama conquistará la NBA, pasará a la historia como uno de los mejores de la historia de este deporte, inspirará a muchos niños a jugar al baloncesto, no sólo en su Francia natal, y el baloncesto francés recuperará a una estrella en los grandes torneos de la FIBA.
Sin embargo, las competiciones de clubes francesas y los equipos en los que jugó recibirán los 850.000 euros permitidos por el convenio con la NBA, además de la irrisoria suma de 138.000 euros que recibió la liga por los derechos de retransmisión de sus partidos en Estados Unidos…