Por Aris Barkas/ barkas@eurohoops.net
En 2010, el comienzo del fin de la dinastía del Panathinaikos se produjo cuando Vassilis Spanoulis decidió marcharse al Olympiacos. En 2023, la historia se repitió cuando Kostas Sloukas tomó el camino opuesto y llevó a los Verdes a su primer título de Euroliga desde 2011.
Después de muchas idas y vueltas, la decisión de Sloukas de volverse verde no sólo quedó justificada, sino que el base griego también lo apostó casi todo -al menos su reputación- y ganó.
Sloukas, actualmente el octavo máximo anotador de la historia de la Euroliga y el tercer máximo pasador, se convirtió en el segundo jugador después de Sarunas Jasikevicius en ganar la Euroliga con tres equipos diferentes, obteniendo su primer premio MVP de la Final Four y firmando una final para el recuerdo.
Es un final de cuento de hadas para la temporada 2023-24 para él y el Panathinaikos, lo que lo convierte de facto en el mayor movimiento del verano pasado, algo que se suponía que no iba a suceder nunca y terminó trayendo felicidad y felicidad a los Verdes.
“At, avrat, yunan guard”
Si Sloukas hubiera acertado el último tiro en la final de 2023 con el Olympiacos contra el Real Madrid, probablemente seguiría vistiendo de rojo y blanco. Sin embargo, era un secreto a voces que no estaba satisfecho con su papel en el equipo y quería más, como hizo Spanoulis en 2010 con el Panathinaikos.
Por otro lado, el entrenador Giorgos Bartzokas había aclarado que no cambiaría sus principios en la cancha y su juego para acomodar a Sloukas, por lo que en el mejor de los casos, la probabilidad de que el base se quedara con el Olympiacos era de un 50%. Ninguno de los dos bandos dio marcha atrás y Sloukas ya había hecho movimientos, siendo el Fenerbahçe su más que posible destino.
Sloukas ya había ganado la Euroliga con el club turco y así surgió la frase “at, avrat, yunan guard”, que se traduce como “caballo, mujer, base griego”. La frase en honor a Sloukas es una adaptación de una expresión en Turquía sobre lo que un hombre debe tener para hacer algo de valor en la vida: caballo, mujer y arma.
Gracias a Sloukas, esta frase fue cambiada para los aficionados del Fenerbahçe,, subrayando la importancia de tener un base griego en la plantilla, papel desempeñado este año por Nick Calathes. Sloukas casi había cerrado un acuerdo con el Fenerbahce para regresar a Estambul, algo que el Olympiacos supo cuando las conversaciones entre ellos y el jugador estaban, en el mejor de los casos, estancadas.
El Panathinaikos intentó acercarse al jugador antes, pero Sloukas no tenía ganas de cambiar de bando. Para ser exactos, se negó cortésmente a iniciar negociaciones. Sin embargo, después de que las conversaciones con el Olympiacos fracasaran durante la primera semana de julio, Dimitris Giannakopoulos le hizo al base griego una oferta que no pudo rechazar y lo convenció de jugar en el Panathinaikos y no completar su retorno al Fenerbahce.
Se puede decir que el contrato presentado por el Panathinaikos fue, con diferencia, la mejor oferta en términos de dinero y es cierto. Aun así, la decisión de Sloukas también estuvo motivada por su deseo de demostrar que el Olympiacos estaba equivocado. Y si el Olympiacos hubiera entendido que Sloukas podría firmar con los Verdes, tal vez habrían manejado su caso de otra manera. Después de todo, la plantilla que el Olympiacos estaba construyendo en ese momento claramente tenía un lugar abierto para Sloukas en el mismo rol que tuvo el año anterior.
Un final de cuento de hadas
No es fácil pasar del Olympiacos al Panathinaikos y viceversa, especialmente cuando eres el nombre principal. Sloukas asumió el reto y durante la temporada expresó en varias ocasiones su fe en tomar la decisión correcta, incluso cuando las cosas no iban como quería. Hubo escépticos, no sólo del Olympiacos sino de toda Europa, que decían que estaba sobrevalorado y pagado de más.
La de que cobra en exceso no se puede justificar porque ese fue el precio que tuvo que pagar el Panathinaikos no sólo para convencer a Sloukas de hacer un movimiento que pocos jugadores de su perfil han hecho, sino también para recuperar la fe en el club y en el proyecto Ataman. Cuando Sloukas firmó, todos entendieron que el proyecto del Panathinaikos era real y que iban a ser candidatos al título, enviando el mensaje a los aficionados, oponentes, agentes y jugadores.
En cuanto a la parte sobrevalorada, su productividad en la cancha no cambió en absoluto. En primer lugar, registró su mejor actuación anotadora (29 puntos) en el segundo partido de los playoffs, cuando el Maccabi ya estaba arriba 1-0 después de una victoria fuera de casa y se recuperó admirablemente después de anotar sólo 4 puntos en el primer partido contra el Fenerbahce. En la gran final, tomó el control con 24 puntos y dos triples muy importantes que prácticamente dictaron el resultado.
A los 34 años, tuvo su mejor actuación en la final de la Euroliga hasta el momento, consiguió su cuarto título de la Euroliga, mientras que Spanoulis y Diamantidis consiguieron tres y Theo Papaloukas dos, y el año que viene Sloukas puede igualar al icono del Panathinaikos, Fragkiskos Alvertis, que consiguió cinco en su carrera. A falta de dos años de contrato, puede que incluso aspire a superarle…