Por Aris Barkas/ barkas@eurohoops.net
Los Juegos Olímpicos de París son aclamados universalmente como un gran éxito. Si nos fijamos en los índices de audiencia de la televisión y en las redes sociales, a pesar de las limitaciones impuestas por los derechos de los medios, además de la asistencia récord, no cabe duda de que lo fue.
Se podría decir que el nivel de baloncesto mostrado en cada partido del torneo por cualquiera de los equipos participantes fue el más alto de la historia.
Sin embargo, a medida que los Juegos se convierten en un evento gigante y el baloncesto, a pesar de su popularidad, que también está documentada por el exitoso torneo 3X3, se limita a un torneo de seis partidos en el mejor de los casos para los cuatro equipos que llegan a las semifinales, claramente no puede estar a la altura de su potencial durante los Juegos Olímpicos.
Esto es una nota a pie de página y los grandes partidos en sí mismos compensaron a todos en París por la corta duración del torneo, a pesar de que el baloncesto se extendió a lo largo de los Juegos Olímpicos. Pero más allá de las escenas, las cosas no fueron como se esperaba. Las cosas simples que se consideran estándar para los torneos de la FIBA o la Euroliga, estuvieron completamente ausentes en los Juegos Olímpicos, tanto para los medios como para los propios equipos.
La parte mediática, sobre todo en París, puede ser excusada hasta cierto punto debido a la gran cantidad de periodistas presentes. Si no eres titular de los derechos de televisión, entonces tienes la sensación de que no eres bien recibido, pero eso es un asunto totalmente interno.
Una gran sorpresa para los medios -y también para los entrenadores- en comparación con otros Juegos Olímpicos fue que no hubo ruedas de prensa después del partido. Incluso los entrenadores tuvieron que ir a la zona mixta para hacer declaraciones, lo que no es lo adecuado, no es algo a lo que están acostumbrados y la única excepción a la regla fueron los partidos por las medallas.
No tener una sala de prensa significa, también, que los entrenadores y los jugadores pueden decidir no hablar en absoluto, algo que no es raro después de una derrota, o en el caso de Nikola Jokic, una elección consciente durante todo el torneo. Giannis Antetokounmpo, al menos, dio una vez una mini-rueda de prensa en la zona mixta de Lille, pero nunca apareció ante la prensa en París.
El argumento en contra es que todos los jugadores del equipo de EE. UU. siempre estuvieron disponibles después de cada partido, por lo que los encargados de prensa podrían haberlo solucionado.
Sin embargo, debido a las estrictas reglas de los Juegos Olímpicos, hubo casos en los que ni siquiera los encargados de prensa estaban completamente acreditados para los Juegos, por lo que básicamente no tenían derecho a hacer su trabajo correctamente después de los partidos.
Todos esos problemas podrían haberse solucionado fácilmente si la FIBA hubiera podido gestionar el torneo en sí, pero los Juegos Olímpicos querían tener el control total, y eso complicó aún más las cosas, a pesar de que la FIBA proporcionó su experiencia y ayuda.
El hotel Olímpico y sin entrenamientos en las sedes
Lo realmente extraño de los Juegos Olímpicos de París fue que incluso el trato que recibían los atletas era al menos discutible. Son ya conocidas las informaciones sobre la nutrición problemática en la Villa Olímpica y el clamor por aquellos que se vieron obligados a nadar en el Sena.
En el baloncesto, ese no fue el caso, porque en Lille se creó una mini-aldea que era mucho más controlable solo para los equipos presentes en la ciudad.
Además, los temores sobre las condiciones climáticas del verano que podrían crear humedad en la madera dura del estadio Pierre Mauroy resultaron no tener una base real, incluso si se puede argumentar que los Juegos Olímpicos tuvieron suerte porque el clima en Lille fue otoñal durante la mayoría de los días del torneo.
Aún así, una de las principales experiencias de los Juegos Olímpicos para los atletas, ser parte de una comunidad global en la Villa Olímpica, simplemente ya no se aplica al baloncesto. Estados Unidos fue objeto de escrutinio durante mucho tiempo por proporcionar a sus estrellas de la NBA alojamiento de cinco estrellas fuera de la villa durante los Juegos.
En París, esto resultó ser la práctica estándar, en realidad alentada por los organizadores locales. Los equipos que se clasificaron para París desde Lille tuvieron la opción de alojarse en un hotel de cinco estrellas cerca del Bercy Arena. Inicialmente, había información de que todos ellos utilizaban esta opción, pero al final solo los alemanes se quedaron en el pueblo.
Esto creó otro problema. El campo de entrenamiento estaba ubicado dentro del pueblo y, créanlo o no, ningún equipo tuvo la opción, incluso cuando el campo estaba vacío, de entrenar en Bercy. Lo han oído bien, ni siquiera se realizaron entrenamientos de tiro en las sedes de los partidos.
Y también está el elefante en la habitación de os árbitros. Si bien en última instancia no se les puede culpar por un gran error, las protestas de Sudán del Sur, Serbia y otros países fueron justificables, simplemente porque el nivel del arbitraje no se corresponde con el nivel de los jugadores que compiten. Esta es una conversación muy larga, pero los árbitros de primer nivel del mundo, es decir, los que arbitran partidos en la NBA y la Euroliga, de alguna manera deben incluirse en la mezcla.
Se cometieron errores, pero afortunadamente ninguno en una jugada de último segundo que podría haber creado una controversia.
Por eso París es una ciudad mágica.
Nada es perfecto y, a pesar de sus defectos, gracias a los jugadores que estaban en la cancha, este fue el mejor torneo hasta ahora.
Siempre tendremos a Jokic, Giannis, Bogi, Wemby, Yabusele y, por supuesto, a LeBron, KD y el Chef Curry…