Las diez proezas de Dusan Ivkovic

21/Sep/17 12:10 septiembre 21, 2017

admin69

21/Sep/17 12:10

Eurohoops.net

¡Un nombre que es toda una historia! Dusan Ivkovic, el hombre que está ligado a algunos de los momentos más prominentes del baloncesto europeo, será homenajeado por el Olympiacos y se convertirá en el primer entrenador en ser nombrado leyenda de Euroliga.

Por George Orfanakis / info@eurohoops.net

Se aproxima el gran partido amistoso organizado por el Olympiacos en honor de Dusan Ivkovic, y algunas de las personalidades más importantes no sólo del baloncesto europeo, sino también del tenis estarán en el Estadio de la Paz y la Amistad (20/9).

No podría ser de otra manera ya que se trata de un entrenador que ha conseguido tantos logros con los equipos en los que trabajó a lo largo de su carrera, ayudando al mismo tiempo al baloncesto a avanzar como pocos otros han podido hacer.

Eurohoops recuerda y les presenta lo más destacado de la carrera de “Duda”, desde los momentos mágicos con el equipo nacional de Yugoslavia hasta los inolvidables recorridos con el Olympiacos y el Partizán.

Un pequeño triplete con el Partizan (1978-1979)

A pesar de que el Partizan atraviesa ahora uno de los peores períodos de su historia, en el pasado todo fue diferente. El antiguo orgullo del baloncesto serbio vivió unos momentos únicos, algunos de los cuales llevan la firma del inigualable Dusan Ivkovic.

En concreto, la temporada 1978-1979, “Duda”, que en aquel entonces tenía 35 años, mostró primeros signos de lo dotado que era al llevar a su equipo a un triplete, celebrando el campeonato, la copa y la Copa Korac, todo en pocas semanas.

Este primer éxito lo formó, en gran medida, como filósofo y gran maestro baloncestístico, a una edad muy temprana, añadiendo a su lista de logros una importante distinción y sentando las bases para el futuro despegue de su carrera.

La medalla de plata en los Juegos de Seúl (1988)

Dusan Ivkovic emprendió la difícil tarea de dirigir al equipo nacional de Yugoslavia poco después de la medalla de bronce en el Eurobasket de 1987 y los éxitos no tardaron en venir. El punto de partida fueron los Juegos de Seúl en 1988, donde los “Plavi” subieron al segundo peldaño del podio tras caer por 76 a 63 ante la Unión Soviética en la final.

Puede que el equipo estuviera repleto de jugadores talentosos como Petrovic, Kukoc, Divac, Radja, Vrankovic, Paspalj y otros, pero la presencia de Duda en el banquillo jugó un papel igualmente importante. La noche del 30 de septiembre de 1988 fue, esencialmente, sólo el comienzo de todo lo que iba a suceder en los próximos años a nivel internacional.

Dusan Ivkovic lleva a Yugoslavia a la cima de Europa (1989)

Lo que el equipo nacional de Yugoslavia no pudo hacer en el Eurobasket de Atenas y en los Juegos Olímpicos de Seúl, lo hizo ante Grecia en el Eurobasket de 1989. En la gran final que se celebró en Zagreb, el impresionante combinado de Dusan Ivkovic prevaleció sobre el equipo nacional griego y como resultado cosechó la tan codiciada medalla de oro.

El marcador final de 98-77 no permite la menor duda en cuanto a la superioridad de los “Plavi”, con Petrovic (28 puntos) y Divac (25 puntos) teniendo una noche increíble contra un sospechoso habitual, Nikos Galis (30 puntos), sino también Panagiotis Fasoulas (22 puntos).

Vale la pena señalar que Yugoslavia ganó una medalla por tercer verano consecutivo (1987, 1988, 1989), mientras que el paso de Dusan Ivkovic por el banquillo de la selección balcánica ya se consideraba absolutamente exitoso.

El primer oro mundial de Duda (1990)

Después de llegar a la cima, Dusan Ivkovic y sus jugadores se enfrentaban a otro desafío. Para mantenerse en el escalón más alto del podio y de hecho en una competición que fue más difícil, el Mundobasket.

La única derrota frente a Puerto Rico no fue suficiente para detener la asombrosa carrera de los yugoslavos, que superaron el obstáculo de Estados Unidos (99-91) en la semifinal y luego completaron su triunfo contra la Unión Soviética (90-75) dos días después.

Ahora, el nombre de Duda se hizo sinónimo de los logros de la selección nacional, que, a excepción del Dream Team de 1992, era sin par en cuanto al talento de su plantilla.

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